En un pueblito de la sierra Norte, Valentín Valdés, un muchacho muy travieso solía columpiarse de unas cuerdas amarradas a los barandales de la torre de su pequeña iglesia, jugaba con sus amigos de palomilla a los encantados caminando por las cornisas exteriores del campanario, con tanta suerte que nunca sufrieron algún accidente que dada la altura de la torre hubiera sido de consecuencias fatales.
Sin embargo el destino le tenía preparado algo especial al Vale…como era conocido en todo el pueblo. En una de las fiestas del Santo Patrono, los feligreses paseaban en andas al Santito y el Vale y su pandilla se treparon a una barda vieja para ver pasar la procesión y de repente la barda se vino abajo, algunos muchachos se levantaron por su propio pie, no así el Vale que yacía boca abajo, todo ensangrentado y con la cara encima de una filosa roca que le dejó un hueco en la frente, ya todo el mundo lo daba por muerto, algunos hombres lo levantaron y lo llevaron para su casa-----Doña Refugio ay le traemos al Vale que se descalabró!-----Virgen Santa, Diosito me lo castigó por lo malora que me salió este chamaco……decía su madre del Vale bañada en un mar de llanto, esa misma noche el Vale era atendido por el curandero del pueblo vecino, colocándole hierbas apestosas en la herida y murmullando no se cuantos rezos, así tardo inconsciente tres días, hasta que al cuarto abrió los ojos pidiendo una reata para amarrar al ángel que rondaba sobre su cama………
Se dice que desde ese día platica con los ángeles……También se dice que saca los diablos de la gente…….La verdad es que el Vale es el nuevo curandero.