martes, 24 de noviembre de 2009

*Cuento Árabe*


Una sabia y conocida anécdota árabe dice que en una ocasión, un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó a llamar a un adivino para que interpretase su sueño.
¡Qué desgracia, mi Señor! ¡Exclamó el adivino!, ¡cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra Majestad!.
¡Qué insolencia! gritó el Sultán enfurecido, ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más tarde ordenó que le trajesen a otro adivino y le contó lo que había soñado. Éste, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada! ¡El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes!
Iluminose el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó le dieran cien monedas de oro.
Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: ¿No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que la del primer adivino. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
¿Recuerda bien, amigo mío¿, respondió el segundo adivino, ¿que todo depende de la forma en el decir¿ uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender el arte de comunicarse¿.
De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, más la forma conque debe ser comunicada es lo que provoca, en algunos casos, grandes problemas.
La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

*FINAL*


Aunque a veces en la vida
sientas cosas que están mal,
que tu suerte te abandona
y ésta no podrás salvar.

Que familia y los amigos
hoy la espalda a ti te dan,
o jamás tu alma en la vida
vuelva a ver la libertad.

Y a la muerte te sentencien
cual si fueras criminal,
te aseguro amigo mío
que aún así no es el final.
Jesús E. Tobías Páder

*REZAR*


No pretendo convencerlos
ni que crean lo que yo,
sólo doy mi testimonio
que algo mágico ocurrió.

Ya de todo había intentado,
no encontraba solución,
solamente algún milagro
salvaría la situación.

Empecé a rezarle al Cielo
y aún no entiendo qué pasó,
cuando ya no había remedio
el milagro sucedió.
Jesús E. Tobías Páder

jueves, 29 de octubre de 2009

*AVIVA LA LLAMA DE TU VIDA*


Esta es la historia de un hombre que fue a la India y vio el palacio de un rey que estaba lleno de oro, que tenia cuadros preciosos, tenia gran cantidad de diferentes tipos de ornamentos muy valiosos y el estaba sorprendido por la gran prosperidad que había en ese reinado y se acerca como súbdito y le dice rey como es que tiene tanta prosperidad. Que en este palacio de 400 metros no se ve más que oro y cosas valiosas.
El rey le dice bien yo te voy a mostrar cual es el secreto de mi éxito, te voy a pedir que vayas y recorras todo el palacio. Eso si quiero que vayas con esta vela encendida, si cuando regresas después al finalizar todo tu recorrido esta vela llega apagada. Te decapito.
Al hombre le cambio su rostro, su sonrisa ya no existía. Tomo la vela y entro a recorrer el palacio con gran miedo por su vida.
Al finalizar, después de varias horas llega donde el rey y el rey lo abraza y le dice muy bien has llegado con éxito. ¿Te ha gustado mi palacio? y contesta. Solo he tenido ojos para mantener la llama encendida.
Y el rey contesta: Ese es el secreto de mi éxito, mantener la llama encendida.
Cuando buscas mantener la llama encendida, significa que buscas mantener la pasión y la pasión es el combustible que te permite viajar hacia tus sueños. Y debes saber que para mantener esa llama encendida hay que apartar las cenizas todos los días y colocar leños nuevos para que la llama no se apague.
¿Qué son las cenizas? Las cenizas representan tu pasado, el pensar que todo era mejor hace unos años. Las cenizas representa el ayer y el ayer es historia, y tu ya no puedes cambiar nada. Las cenizas representan las cosas que no te dejan crecer como la ira, la amargura, la falta de perdón, la envidia, los celos, el querer controlarlo todo, todo aquello que tienda a apagar el fuego del Espíritu. Las cenizas ensucian tu vida. ¿Cuáles cenizas pueden apagar tu pasión?
¿Qué son los leños? Los leños representan las cosas que pueden hacer que mi corazón se llene de amor, fe y esperanza. Los leños es lo que aviva mi vida hoy, no mañana porque el mañana no llega. Los leños son los que me permiten crecer y aprender, tiene que ver con el carácter: el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y la templanza. Me encanta que la Biblia dice que contra tales cosas no hay ley, es decir si las practico, si las añado a mi vida voy a vivir en libertad. ¿Cuáles leños necesitas añadir a tu vida hoy?
Ahora tanto el quitar las cenizas, como añadir leños cada día no es fácil requiere trabajo, así mismo nuestros sueños requieren de esa pasión para lograrlos, requieren esfuerzo. ”Esfuérzate por ser tan fuerte que nada pueda perturbar tu tranquilidad. Por ser demasiado sabio para preocuparte, demasiado tolerante para el odio, y muy valiente para tener miedo. En resumen, esfuérzate para ser feliz.” Anónimo
¿Cómo está siendo tu viaje hacia tus sueños?
¿Estás tratando de viajar con tu pasado encima, el pasado de no puedo, el pasado de las circunstancias?
O ¿Estás diseñando tu futuro, el futuro que es posible con disciplina, desprendimiento, discernimiento?
¿Estás viviendo tu propósito?
Cuando tú descubres tu propósito tú puedes mantener la llama encendida.
Hoy es el mejor día para elegir ir tras tus sueños, para avivar la llama de tus sueños.
”Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste…” 2 Tim.1:6 (NVI)

miércoles, 24 de junio de 2009

*Si no aman la vida ¡buscarán la muerte!*


Ángela Marulanda Autora y Educadora Familiar
El suicidio de un pequeño de 8 años ante sus compañeros de colegio ocurrido hace unos pocos meses, no sólo es una tragedia para sus familiares y amigos. Es también una estremecedora noticia para todos los padres porque nos enfrenta con la terrible realidad de que niños, con todo para vivir felices, pueden llegar a sentirse tan desdichados que opten por matarse
Ante un hecho tan desgarrador la pregunta es ¿qué puede llevar a un niño a buscar la muerte cuando debería amar la vida? No hay respuestas sencillas para un hecho tan complejo. Pero si es evidente que hoy hay muchas circunstancias que propician que los menores no quieran vivir. Mientras los niños se sigan connaturalizando con la muerte como resultado de la violencia y destrucción que a toda hora les muestran los medios de comunicación, concluirán que quitarse la vida es sólo una opción para evadir problemas; mientras que la industria de la entretención se siga lucrando a base de producir juegos que diviertan a los niños a base de destruir, robar y matar, la muerte será para ellos sólo un pasatiempo más; y mientras que para los padres lo más importante siga siendo trabajar día y noche para darle a sus hijos todas las oportunidades a precio de no darles la más fundamental que es crecer a la luz de su afecto y dedicación personal, seguiremos viendo cada vez más niños agobiados por sentimientos de soledad, tristeza y desesperanza que los pueden llevar a optar por acabar con su vida.
La culpa de que esto ocurra no es de los padres, ni tampoco de los amigos o los colegios. Es de toda una sociedad que con su silencio otorga. Una sociedad, - de la que todos somos parte - que con la anuencia de la mayoría y para el lucro de unos cuantos, anima a que los menores se entretengan con la violencia, a que jueguen con la muerte, a que se distraigan con la pornografía y a que se alimenten con historias que glorifican la vileza de algunos seres humanos, no puede esperar que los niños crezcan llenos de entusiasmo y deseos de vivir.
"Los lugares más ardientes del infierno están reservados para aquellos que, en tiempos de gran crisis moral, mantienen su neutralidad." dijo Dante Alighieri. Y allá nos está llevando nuestro silencio. ¿Acaso hemos impedido en forma efectiva que a nuestras casas sigan entrando, a través de los medios, depravados, locos o asesinos, que aterrorizan a los niños? ¿O hemos hecho algo contra quienes los animan a entretenerse con la depravación y los pervierten para ganar dinero? ¿O hemos contraatacado a quienes en nombre de la libertad de expresión presentan toda suerte de atrocidades, y lo único que condenan es que se les reproche por ello? ¿O hemos boicoteado a los patrocinadores de aquellas novelas dirigidas a los menores de edad que se presentan en el horario infantil y que son una apología a la villanía, la banalidad y la vulgaridad?
La indiferencia con que hemos ido permitiendo que el mundo de los niños se transforme para ellos en un horror ya nos está condenando al infierno que significa el dolor por los trágicos suicidios juveniles e infantiles que presenciamos cada vez con más frecuencia. Urge que nos comprometamos a proteger el amor de los niños por la vida o seguiremos comprometidos con su muerte!

sábado, 28 de febrero de 2009

viernes, 6 de febrero de 2009

*CARGANDO EL VENADO*.


(Andrés Duarte Arellano)
Estaba un hombre a la orilla del camino sentado en una piedra, bajo la sombra de un frondoso huanacaxtle. Se le miraba triste, meditabundo, cabizbajo; casi, casi a punto de soltar el llanto.
Así lo encontró su compadre y amigo de toda la vida, quien acongojado al verlo en tales fachas, le preguntó el motivo, causa o razón que ocasionaba que él se encontrara en situación tan deprimente.
-¡Ay! Compadre-contestó el interpelado, --¡tu comadre! ¡Tu comadre! Esta noche la mato o la suicido, pero de que se muere, se muere.
-No la amueles compadre, mejor platícame, porqué la quieres matar, a lo mejor te puedo ayudar a encontrar una mejor solución al problema.
El compadre, después de limpiarse sus ojos todos llorosos y su nariz moquienta, empezó con su relato.
-Mira compadre, tú sabes que somos muy pobres y en tu humilde casa la única forma de acompañar los frijoles es con un pedazo de carne que tengo que conseguir yendo de cacería al monte. Me tengo que ir con mi vieja escopeta, pasar varios días de sufrimiento y penalidades, salvándome de milagro de los peligros del monte, esquivando víboras, al tigre, etc., soportar la terrible comezón que me producen las guiñas, garrapatas y piquetes de moscos, y por si esto fuera poco, aguantar cómo me cala hasta los huesos el frío y la soledad de las noches. Luego, por fin, si la suerte me socorre y logro cazar un venado, todavía tengo que cargarlo hasta el rancho y subir la cuesta de la loma donde está mi casa.
Todavía no alcanzo resuello cuando aparece mi señora con el cuchillo en la mano e inmediatamente empieza a repartir el venado entre vecinos y familiares. Que una pierna pa' doña Juana, que otra pa' doña Cleo, que este lomito pa' mi mamá, que esto pa'llá, que esto pa'cá y a los dos o tres días allí va tu tonto otra vez de cacería. ¡Pero ya me cansé y esta noche mínimo las desmechoneo!
El compadre de aquél iracundo desdichado, después de meditar un momento le dio la solución:
-Invita a tu mujer a cargar el venado.
-¿¡Qué!?
-Sí, sí. Mira. Nomás no le digas las madrizas que te pones para cargar el venado. Mejor píntasela bonito. No le hables de las espinas ni los peligros, ni del frío ni el calor. Dile que la invitas a la cacería para que disfrute de los bellos paisajes, del esplendor de las estrellas que te cobijan en la noche, de los manantiales cristalinos que reflejarían románticamente sus imágenes, de sus exquisitas aguas, del aire fresco del monte, lleno de oxígeno, de la graciosa manera en que camina el venado, como si fuera un bailarín de ballet, el dulce canto de los grillos y los pajarillos silvestres, en fin.
El compadre siguió el consejo. Por supuesto la convenció. La mujer, entusiasmada, se fue con la falda larga hasta el tobillo. Al cruzar el primer "aguamal" se redujo a minifalda porque la prenda quedó desgarrada entre las púas. La blusa le quedó toda "chiruda". El calzado se le rompió por los difíciles caminos y las piedras y las espinas la hicieron sangrar. Las "guinas" y "guachaporis" los traía por todo el cuerpo. El sol le quemó la piel. El pelo se le maltrató: le quedó tiezo y desparramado como estropajo. Las manos le quedaron encallecidas al abrirse paso entre el espeso monte. Toda chamagosa, estuvo a punto de sufrir un infarto al toparse con una enorme víbora. Muerta de hambre, su imagen parecía sacada de un cuento de ultratumba.
Por fin, después de tantos martirios, un día encontraron al venado. Ella tuvo que contener el aliento y el hombre sigiloso, con la astucia y agilidad de un gato, se acercó a su presa, y con la mirada de un lince localizó el blanco justo para liquidar al escurridizo animal. ¡Bang! Y el venado había muerto. La mujer no cabía de júbilo pensando que su sufrimiento había terminado, pero no era así.
-Ahora, mi amor, quiero que cargues el venado para que veas lo bonito que se siente - le dijo el hombre masticando rabiosamente cada una de sus palabras.
La mujer casi se desmaya ante la desconocida mirada asesina de su marido, pero ante la desesperación por regresar a su hogar no tuvo aliento ni para replicar y cargó el venado hasta su casa cruzando veredas y montañas. Despatolada, con las piernas abiertas, jadeando y casi muerta, a punto de tronarle el corazón, llegó y depositó el animal en la sala de su casa.
Los niños y sus amiguitos, hijos de los vecinos, salieron a recibir a sus papás cazadores y acostumbrados a la repartición, le dijeron a su mamá con alegría:
-Mamá, apúrate a repartir el venado porque la mamá de Pepito ya está desesperada.
-¿Qué pedazo le llevo a mi tía?, le dijo otro.
La señora, tirada en el piso, hizo un esfuerzo sobrehumano para levantar la cabeza y con los ojos inyectados de sangre volteó a ver a los niños y agarrando aire hasta por las orejas, les gritó:
-Este venado no me lo toca nadie y tú Pepito, ve y dile a tu mamá que vaya mucho a * & % $ •) * ") ºº

"REFLEXIÓN"
Para valorar el esfuerzo ajeno y respetar en su real dimensión el trabajo de los demás, todos debemos aprender a "cargar el venado".
La experiencia adquirida con el paso de los años nos ha enseñado que solo se valora aquello que se ha adquirido como resultado de nuestro trabajo, que solo cuidamos aquello que nos ha costado esfuerzo, sudor y sacrificio.

domingo, 1 de febrero de 2009

*Trastornos de la personalidad*


Psic. Ana Lorena Arnáiz García
Artículo Publicado en www.todamujer.com del 30.01.2009
Desde que somos niños todos nos caracterizamos por tener “una forma de ser” que se va construyendo al paso del tiempo, a partir de nuestras relaciones, nuestras experiencias, la manera de comunicarnos, la costumbre, la cultura y muchos otros factores más. Esta forma de ser constituye nuestro carácter, que representan las respuestas repetitivas que desarrollamos para enfrentar toda clase de situaciones. Por ejemplo, una persona con carácter depresivo tenderá a mostrarse apático y negativo ante circunstancias benéficas, así como difíciles.
El carácter es parte de nuestra vida cotidiana, y todos tenemos algún tipo de carácter. Generalmente, nos referimos a él como “la personalidad”; se trata de patrones que se mantienen permanentemente y que, a diferencia de la conducta, es algo difícil de cambiar por uno mismo. El origen etimológico de “carácter” viene del griego “charazo” que significa esculpir, así podemos ver que la palabra hace alusión a aquello que ha quedado “grabado” en un individuo. La palabra “personalidad” viene del latín “persona” cuyo significado es “máscara”, refiriéndose a la careta con que nos mostramos para que nos perciban los demás.
La personalidad está determinada por la herencia y el ambiente. Algunos de sus componentes como la inteligencia, la sensibilidad y la flexibilidad pueden tener una poderosa influencia genética; esto se puede distinguir desde las primeras semanas de vida. Hay bebés que al primer sonido extraño saltan y lloran, otros, en cambio, pueden pasar dormidos muchas horas ininterrumidamente. Así mismo, algunos talentos artísticos como la música, las lenguas o la coordinación psicomotriz tienen una amplia base genética. Todo esto pierde o gana valor en relación a la participación de la familia, la sociedad y la cultura, cuyo papel es ayudar a reforzar o castigar estas influencias y así modular esta carga.
Los componentes sociales de la personalidad son fuerzas estimulantes y restrictivas que operan desde el exterior del individuo; algunos de ellos son: los valores, las metas, los estímulos y las prohibiciones. En este sentido, la educación y la relación con la familia de origen desde la primera infancia son factores determinantes.
Es sabido que en personas de origen genético análogo se producen características de personalidad distintas, de acuerdo al lugar donde crecen y se desarrollan; esto está comprobado gracias a estudios hechos en gemelos, que por razones ajenas, se crían en ambientes y familias por separado.
Hay dos tipos de modelos para clasificar la personalidad, el primero de ellos es el descriptivo que se empezó a desarrollar en el siglo II D.C con Galeno, quien dividía los temperamentos en relación a los cuatro elementos de la naturaleza. Él consideraba que estaban representados en cuatro fluidos o humores presentes en el hombre: sangre, bilis, bilis negra y linfa. Para Galeno la “normalidad” se relacionaba con el equilibrio de estos cuatro componentes en cada persona. Los excesos resultaban en personalidades “características”, como: el sanguíneo optimista, bilis amarilla temperamento colérico, bilis negra es causa de un temperamento melancólico y la linfa conduce a un temperamento linfático. Hay intentos más recientes de correlacionar aspectos bio-psicológicos de la personalidad como las hechas por Jung, Reich, Kertschmer, o la tipología de Sheldon, que responden a una necesidad de delimitar variedades de personalidad y su función es más bien de clasificación que descriptiva.
El segundo modelo, el dinámico, busca describir formas individuales de sentir, pensar y actuar, las tendencias de la personalidad forman estructuras que operan de manera consciente e inconsciente en el individuo a través de los instintos, las necesidades y las pulsiones. Este modelo, basado en el desarrollo psicosexual planteado por Freud explica el desarrollo del carácter como resultado de la frustración o satisfacción de necesidades instintivas que adquieren predominio en cada etapa del crecimiento. Así se definen el carácter oral, anal y genital, expresándose a través de mecanismos de defensa como la regresión, la transformación en lo contrario, la identificación, la racionalización etc.
Hay muchos rasgos de personalidad que son saludables, dan un sentido de identidad y armonía permitiendo que las relaciones con otras personas sean flexibles y satisfactorias. En cambio, hay rasgos exagerados, rígidos y fuente de sufrimiento para el propio sujeto y para quienes lo rodean. Es entonces cuando empezamos a pensar en que la persona está sufriendo un trastorno de la personalidad.
Las personas que presentan un trastorno de la personalidad despliegan un estilo de conducta que muestra en forma extrema sus rasgos dominantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS), por medio de la Clasificación Internacional de Enfermedades, destaca en su última edición las siguientes categorías catalogadas como trastornos de personalidad: paranoide, esquizoide, antisocial, limítrofe, histriónico, obsesivo, ansioso y dependiente.
Para saber si se está padeciendo un trastorno de la personalidad es importante tomar en cuenta dos factores: generalmente quién lo padece difícilmente reconoce que “su manera de ser” es un problema para los demás, aunque resulta casi evidente que ya no está pudiendo comunicarse y desempeñarse de manera satisfactoria socialmente. El segundo es que las respuestas de la persona que sufre un trastorno de la personalidad empiezan a estereotiparse, y se convierten en algo dolorosamente predecible para sus allegados a lo que, el referido, responde con un singular “pues así soy yo”. Generalmente, quienes padecen un trastorno de la personalidad acuden a tratamiento por la presión que ejercen en él quienes los rodean y quienes más los quieren, y dentro del proceso se obtienen resultados satisfactorios que benefician tanto a quien lo padece cómo a quienes lo rodean. Los trastornos de personalidad son controlables, y debemos comprender que el estrés al que estamos sometidos en esta vida postmoderna provoca que nos encontremos con ellos cada vez con más frecuencia.
Si conoces a alguien que presenta estas características o eres tú mismo quien se identifica con lo anteriormente mencionado, no dudes en buscar ayuda, ya que sí hay una solución Por medio del tratamiento psicoanalítico se reconstruye la historia del individuo, definimos nuestra personalidad, nos autoregulamos y aprendemos a hacernos responsables de nosotros mismos, lo que nos permite llegar a mejorar nuestro carácter, antes que nada ,en beneficio propio y en segundo lugar, en beneficio de quienes nos rodean y nos quieren.